LA BIBLIA SE HACE DISPONIBLE A TODOS

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Si solo los escritos originales estuvieran disponibles, ¿cómo pudiera toda persona leer la Palabra de Dios? No pudieran hacerlo. De modo que Jehová hizo arreglos para que se hicieran copias de los escritos hebreos originales. (Deuteronomio 17:18) Al hombre Esdras, por ejemplo, se le llama “un hábil copista en la ley de Moisés, que Jehová el Dios de Israel había dado.” (Esdras 7:6) Además, se hicieron muchos miles de copias de las Escrituras Griegas.

¿Lee usted hebreo, o griego? Si no, no puede leer las copias manuscritas primitivas de la Biblia, algunas de las cuales todavía están en existencia. Por lo tanto, para que usted leyera la Biblia, alguien tuvo que poner las palabras en un lenguaje que usted conoce. Esta traducción de un lenguaje a otro ha hecho posible que más personas lean la Palabra de Dios. Por ejemplo, unos 300 años antes del tiempo en que Jesús vivió en la Tierra, el griego llegó a ser el lenguaje que la mayoría de la gente empezó a hablar. Por eso, las Escrituras Hebreas fueron puestas en griego, comenzando en 280 a.d.c. Esta traducción de tanto tiempo atrás fue llamada “de los Setenta,” o “Septuaginta.”

Más tarde, el latín llegó a ser el lenguaje común de muchas personas, de modo que la Biblia fue traducida al latín. Pero a medida que los siglos fueron pasando cada vez menos personas hablaban latín. La mayoría de la gente empezó a hablar otros idiomas, tales como árabe, francés, español, portugués, italiano, alemán e inglés. Por algún tiempo los líderes religiosos católicos lucharon por impedir que la Biblia fuera puesta en el lenguaje de la gente común. Hasta quemaron en la hoguera a las personas que poseían la Biblia. Hicieron esto porque la Biblia denunciaba sus enseñanzas falsas y sus malas prácticas. Pero con el tiempo estos líderes religiosos perdieron aquella lucha, y la Biblia empezó a ser puesta en muchos idiomas y distribuida en grandes cantidades. ¡Hoy día la Biblia se puede leer, enteramente o en parte, en más de 1.700 idiomas!

A medida que pasaron los años, se produjeron muchas diferentes traducciones de la Biblia en un mismo idioma. Por ejemplo, tan solo en inglés hay docenas de traducciones de la Biblia. ¿Por qué? ¿No bastaría con una sola? Pues bien, a través de los años un idioma puede cambiar mucho. Por eso, si usted comparara las traducciones de la Biblia de años atrás con las más recientes, notaría cambios en el lenguaje. Aunque las traducciones casi siempre presentan el mismo pensamiento, usted notará que, por lo general, las que se han impreso en los últimos años se entienden con mayor facilidad. De modo que podemos agradecer el que haya nuevas traducciones de la Biblia, puesto que éstas ponen la Palabra de Dios en el lenguaje común, fácil de entender, del día.

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