Familia Feliz


LA FAMILIA es la institución más antigua de la Tierra, y desempeña un papel fundamental en la sociedad humana. A lo largo de la historia, la fortaleza de la sociedad ha estado en función de la fortaleza de la familia. Esta institución es el mejor marco en el que criar a los hijos para que se conviertan en adultos maduros.

La familia feliz es un remanso de paz y seguridad. Imagínese por un momento a la familia ideal. Durante la cena, los padres amorosos se sientan con sus hijos y conversan sobre los sucesos del día. Los niños cuentan con entusiasmo lo que ha ocurrido en la escuela. El tiempo relajante que pasan juntos los reconforta a todos para afrontar el día siguiente en el mundo exterior.

En una familia feliz, el niño sabe que sus padres le atenderán cuando esté enfermo, posiblemente turnándose al lado de su cama durante la noche. Sabe que puede acudir a su madre o a su padre con cualquiera de sus problemas infantiles para que lo aconsejen y apoyen. El niño se siente seguro, sin importar lo plagado de problemas que esté el mundo exterior.

Cuando los hijos crecen, por lo general se casan y forman su propia familia. “Se advierte la deuda contraída con los padres cuando se tiene un hijo”, reza un proverbio oriental. Los hijos adultos intentan entonces sentar las bases para su felicidad familiar con un profundo sentido de gratitud y amor, y a su vez atienden a sus padres mayores, quienes disfrutan de la compañía de los nietos.

Es posible que en este momento esté pensando: ‘Sí, amo a mi familia, pero mi realidad no se ajusta a esa descripción. Mi cónyuge y yo tenemos diferentes horarios de trabajo y nos vemos muy poco. Nuestras conversaciones suelen girar en torno a los problemas económicos’. ¿O decimos: ‘Mis hijos y mis nietos viven en otra ciudad, y nunca los veo’? Es cierto: por razones que normalmente no podemos controlar, en muchos casos la vida de familia dista mucho de ser la ideal. De todos modos, algunas personas disfrutan de felicidad en la familia. ¿Cómo lo logran? ¿Tiene algún secreto la felicidad familiar? La respuesta es sí. Pero antes de analizarlo, debemos contestar otra importante pregunta.

                                                       ¿QUÉ ES LA FAMILIA?

En los países occidentales, las familias suelen estar compuestas por el padre, la madre y los hijos. Los abuelos viven en sus propios hogares en tanto las circunstancias se lo permitan. Aunque se mantiene contacto con otros familiares más lejanos, la responsabilidad hacia ellos es limitada. Este es, fundamentalmente, el tipo de familia que analizaremos en el libro. Sin embargo, en los últimos años han proliferado otras clases de familia: las monoparentales, las que reúnen hijos de diferentes matrimonios y aquellas en las que los padres no viven juntos por alguna razón.

En algunas culturas es común la familia extendida. En este tipo de familia, los hijos siguen atendiendo a sus padres mayores, y los lazos y responsabilidades familiares se extienden a los parientes lejanos. No es infrecuente que los miembros de la familia colaboren en la manutención, la crianza e incluso la educación de sobrinos u otros parientes más lejanos. Los principios que se analizan en esta publicación también son aplicables a las familias extendidas.

                                            SE SOMETE A PRESIÓN A LA FAMILIA

Hoy la familia está cambiando, y tristemente no para mejor. Tomemos, por ejemplo, el caso de la India. En ese país, muchas esposas viven con los familiares de su esposo y trabajan en el hogar bajo la dirección de estos. No obstante, en la actualidad no es extraño que las esposas hindúes estén empleadas en el mercado laboral, aunque se sigue esperando que cumplan con su papel tradicional en el hogar. En muchos países se plantea la pregunta: ¿Cuánto trabajo doméstico debe realizar la mujer empleada fuera del hogar en comparación con otros componentes de la familia?

En las sociedades orientales es tradicional el concepto de familia extendida e interdependiente. Sin embargo, con la influencia del individualismo occidental y la presión de los problemas económicos, la familia extendida tradicional se está debilitando. Por ello, muchas personas consideran el cuidado de los familiares ancianos más una carga que un deber o un privilegio. Algunos padres ancianos reciben malos tratos, y en muchos países es común maltratar a familiares ancianos o despreocuparse de ellos.

El divorcio está cada vez más generalizado. En España, el índice de divorcios se disparó de 1 por cada 100 matrimonios hace veinticinco años a 1 por cada 8 a principios de la década de los noventa. Gran Bretaña, que cuenta con la mayor tasa de divorcios de Europa (se calcula que 4 de cada 10 matrimonios fracasan), ha experimentado un súbito aumento de familias monoparentales.

Parece ser que en Alemania se está abandonando el concepto tradicional de familia. En los años noventa, en el 35% de los hogares alemanes vivía solamente una persona, y en el 31%, dos. Las bodas también están disminuyendo en Francia, y los que se casan se divorcian más a menudo y más pronto que en tiempos anteriores. Muchos prefieren vivir juntos sin la responsabilidad del matrimonio. Tendencias como estas se observan por todo el mundo.

¿Qué puede decirse de los hijos? En Estados Unidos y en muchos otros países aumentan los nacimientos fuera del matrimonio (en algunos casos las madres aún están en los primeros años de la adolescencia). Muchas adolescentes tienen hijos de diferentes padres. Noticias procedentes de todo el mundo hablan de millones de niños sin hogar que deambulan por las calles; muchos huyen de familias que los maltratan, y a otros se les echa de casa porque la familia ya no puede mantenerlos.

No cabe duda: la familia está en crisis. Además de los datos mencionados, muchas familias se ven privadas de la felicidad debido a la rebeldía juvenil, el abuso deshonesto de niños, la violencia marital, el alcoholismo y otros problemas abrumadores. Para un gran número de jóvenes y adultos, la familia está lejos de ser un remanso de paz.

¿A qué se debe la actual crisis familiar? Algunos la atribuyen a la entrada de la mujer en el mercado laboral; otros, al derrumbe moral de nuestros días, y también se aducen otras causas. Hace casi dos mil años, un conocido abogado predijo que la familia se vería sometida a muchas presiones cuando escribió: “En los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios”. (2 Timoteo 3:1-4.) ¿Quién puede poner en duda que estas palabras se están cumpliendo en la actualidad? En un mundo caracterizado por estas condiciones, ¿debe extrañar que muchas familias estén en crisis?

                                  EL SECRETO DE LA FELICIDAD FAMILIAR

Se ha ofrecido mucho consejo sobre cómo conseguir felicidad en la familia. En el mundo occidental existe un sinnúmero de libros y revistas de autoayuda sobre este tema. El problema es que los consejeros humanos se contradicen entre sí, y el consejo que está en boga hoy puede considerarse obsoleto mañana.

¿Dónde, entonces, es posible encontrar dirección confiable para la familia? ¿Se le ocurriría a usted buscar en un libro que se terminó de escribir hace unos mil novecientos años? ¿O pensaría que un libro como ese tiene que estar completamente desfasado? La realidad es que el verdadero secreto de la felicidad familiar se halla en un libro así.

Ese libro es la Biblia. Según todas las indicaciones, Dios mismo lo inspiró. En la Biblia se halla la siguiente declaración: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia”. (2 Timoteo 3:16.) En esta publicación lo animaremos a considerar cómo puede ayudarlo la Biblia a “rectificar las cosas” cuando se enfrente a las presiones y los problemas que afligen a la familia actual.

Si se siente inclinado a descartar la posibilidad de que la Biblia pueda ayudar a las familias a ser felices, piense en lo siguiente: quien inspiró la Biblia también instituyó el matrimonio. (Génesis 2:18-25.) La Biblia dice que su nombre es Jehová. (Salmo 83:18.) Es el Creador y ‘el Padre, a quien toda familia debe su nombre’. (Efesios 3:14, 15.) Jehová ha observado la vida de familia desde los albores de la historia humana. Conoce los problemas que pueden plantearse y ha dado consejo para resolverlos. A lo largo de la historia, aquellos que han seguido sinceramente los principios bíblicos en su vida de familia han disfrutado de un mayor grado de felicidad.

Hay personas que han aprendido el secreto de la felicidad familiar. Han aceptado el consejo de la Biblia y lo han seguido. Es cierto que viven en el mismo mundo violento, inmoral y con los mismos problemas económicos que el resto de la gente. Y también son imperfectos; pero hallan felicidad al procurar hacer la voluntad de quien dio origen a la familia. Como dice la Biblia, Jehová Dios es “Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te hace pisar en el camino en que debes andar”. (Isaías 48:17.)

Aunque la Biblia terminó de escribirse hace unos dos mil años, su consejo ciertamente es de gran actualidad. Además, se escribió para todo el mundo. La Biblia no es un libro americano ni occidental. Jehová “hizo de un solo hombre toda nación de hombres”, y conoce el carácter del ser humano de cualquier cultura. (Hechos 17:26.) Los principios bíblicos son útiles para todos. Si usted los sigue, también conocerá el secreto de la felicidad familiar.

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