A causa de no conocer la justicia de Dios, pero de procurar establecer la suya propia, no se sujetaron a la justicia de Dios (Rom. 10:3).

ad+1


En su carta a los Romanos, el apóstol Pablo subrayó un peligro que debemos evitar quienes buscamos primero la justicia de Dios. De acuerdo con Pablo, los judíos de su tiempo no alcanzaban a comprender lo que significaba realmente la justicia de Dios debido a que estaban empeñados en establecer su propia justicia, es decir, en demostrar que ellos eran justos. ¿Cómo podríamos caer en esta trampa? Una manera sería comparándonos con nuestros hermanos y viendo el servicio a Dios como una competencia. Esta actitud fácilmente podría llevarnos a confiar demasiado en nuestras propias habilidades y a olvidarnos de lo que realmente importa: la justicia de Jehová (Gál. 6:3, 4). La motivación correcta para hacer el bien es el amor que le tenemos a Dios. Si tratáramos de demostrar que somos justos por méritos propios, estaríamos negando el amor que decimos tenerle (Luc. 16:15).

0 comentarios: