POR QUÉ ENVEJECEMOS Y MORIMOS

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Pero ahora todos envejecemos y morimos. ¿Por qué?, esto se debe a la rebelión de Adán y Eva. Jehová les había impuesto una prueba que manifestaba que era necesario que ellos fueran obedientes a Dios. Dijo él a Adán: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo no debes comer de él, porque en el día que comas de él positivamente morirás.” (Génesis 2:16, 17) Al comer de aquel árbol, Adán y Eva volvieron la espalda a su Padre celestial y rechazaron su guía. Desobedecieron y tomaron lo que no les pertenecía. Pudieran haber vivido felices en un paraíso para siempre, sin pobreza ni sufrimientos, pero ahora echaron sobre sí la pena que se paga por el pecado. Esta pena es la imperfección y la muerte.—Romanos 6:23.

¿Sabe usted cómo nos vino de Adán el pecado? Después que Adán cayó en imperfección, pasó a todos sus hijos aquella imperfección y la muerte. (Job 14:4; Romanos 5:12) Le ayudará a entender esta situación el pensar en lo que sucede cuando un panadero hace un pan en una vasija que tiene una mella. En todo pan que se haga en esa vasija habrá una marca. Adán llegó a ser como aquella vasija, y nosotros somos como el pan. El cayó en la imperfección cuando quebrantó la ley de Dios. Fue como si hubiera recibido una mella o una marca mala. Por eso, cuando él tuvo hijos, todos ellos recibieron esta misma marca del pecado o imperfección.

Ahora enfermamos y envejecemos debido al pecado que todos hemos recibido de Adán. Uno de los milagros que Jesús ejecutó muestra esto. Mientras Jesús estaba enseñando en la casa donde se alojaba, se reunió una muchedumbre tan grande que ya nadie más podía entrar en la habitación. Cuando cuatro hombres llevaron allí a un paralítico que yacía sobre una camilla, vieron que no podían entrar. Por eso, subieron al techo, hicieron una abertura en él, y bajaron la camilla con el paralítico en ella hasta el mismo lado de Jesús.

Cuando Jesús vio la mucha fe que tenían, dijo al paralítico: “Tus pecados son perdonados.” Pero entre los presentes allí había personas que no creían que Jesús pudiera perdonar pecados. De modo que Jesús dijo: “‘Para que sepan ustedes que el Hijo del hombre tiene autoridad para perdonar pecados sobre la tierra...,’ dijo al paralítico: ‘Te digo: Levántate, toma tu camilla, y vete a tu casa.’ Con eso, él sí se levantó, y tomó al punto su camilla y salió andando delante de todos ellos.”—Marcos 2:1-12.

Cristo podrá perdonar los pecados de todas las personas que aman a Dios y le sirven. Esto significa que todos los dolores y sufrimientos y enfermedades serán quitados. ¡Nadie jamás tendrá que envejecer y morir! ¡Qué maravillosa esperanza es ésta para el porvenir! Sí, verdaderamente podemos esperar mucho más que solo nacer, vivir por poco tiempo y entonces morir. 

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