¿CÓMO SE “ADQUIERE CORAZÓN”?

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La Biblia habla, por un lado, del hombre “falto de corazón”, y por otro, del que “adquiere corazón” (Proverbios 7:7). ¿Quién es el individuo “falto de corazón”? El que carece de discernimiento y buen juicio, sea por inmadurez espiritual o por falta de experiencia en el servicio a Dios. Por eso, es más propenso a cometer pecados graves, como el joven del que habla Proverbios 7:6-23. ¿Y quién es el hombre que “adquiere corazón”? El que se preocupa por el estado de su persona interior, y por ello estudia regularmente la Palabra de Dios con la ayuda de la oración. Al grado que se lo permite la imperfección, lucha por que sus pensamientos, deseos, emociones y metas complazcan a Jehová. Así muestra que “ama su propia alma” —es decir, que se está haciendo bien a sí mismo— y que quiere “hallar el bien” (Proverbios 19:8).

Conviene que nos preguntemos: “¿Estoy seguro de que las normas de Dios son las mejores, y de que si las sigo conseguiré la mayor felicidad que existe?” (Salmo 19:7-10; Isaías 48:17, 18). Si tuviéramos la más mínima duda, ¿qué podemos hacer? Meditar en las consecuencias que tendría desatender las leyes de Dios. También es preciso que “gustemos y veamos que Jehová es bueno”, viviendo la verdad y llenando la mente de ideas sanas, de pensamientos verdaderos, justos, castos, amables y virtuosos (Salmo 34:8; Filipenses 4:8, 9). Cuanto más nos esforcemos, más aumentará nuestro amor por Dios y por las cosas que el ama, y más odio sentiremos por todo lo que él odia. Recordemos a José. No era un superhombre, pero logró “huir de la fornicación”. ¿Por qué? Porque permitió que Jehová lo moldeara a lo largo de los años y le fortaleciera el corazón. Y lo mismo tenemos que hacer nosotros (Isaías 64:8).

No olvidemos que los genitales no son simples juguetes o instrumentos de placer. Son el medio que Jehová ha dado a los casados para que puedan reproducirse y disfrutar de relaciones íntimas (Proverbios 5:18).

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